DEJEMOS DE CARGAR LA CRUZ

#1
La nube de polución que cubría la ciudad era visible a varias decenas de kilómetros de distancia, y los transeúntes escrutaban el cielo con ojos suplicantes buscando alguna señal que anunciara la tan ansiada lluvia, aquella que traería consigo aire puro con el que llenar los pulmones. Espacio troquelado y tenue, que marca cruces infinitas tras los paneles verdes, de naturaleza corrupta y hierba silvestre. Me quedaba esperando también nubes de oxígeno que aspirar, para resistir aún más vida, para quedarme a tu lado y no dormir, para asentir sincero al siempre amor, al hartazgo.
Y no te veo venir, solo niebla espesa que me encamina hacia la trampa vertiginosa, hacia el placer anodino, sobre la silente noche que todos salvaguardan. Te quiero tanto, seguiré buscando espacios etéreos de invisibilidad, de rostros escondidos, de inoportuno amor; de sensible hallazgo de la duda, de nuestro inicio y conocimiento por lo nuevo.

#2
Son tan inútiles las noches, apagadas y sólidas como el terror de nuestros labios, cuando el corazón solía entristecerse, cuando el amor sin suerte acababa. En medio de esta noche sin luna, con interminables estrellas que brillando a lo lejos y alejándose parecen odiarme.
La lluvia que la naturaleza no cansaba de suplicar, de hurgar entre los recuerdos, de consumirse entre las ciudades-desierto; imitaban mi escarnio, burlesco y desatinado. Eran días terribles, sin sensaciones ni corrupción que lastimen mi cuerpo.
Todo este cuadro hace que te extrañe, te recuerde y me funda silente en esta amorfa escena sin celos; escalofriante, llena de desánimo, y vacía de vida.
Traté de pincelar colores promiscuos en las ventanas, grité de impotencia, solo el blanco y negro eran aceptables, no existía más. Caí, después de un trance vertiginoso, después de una paciencia maldita, tras los sueños que sin ti no iluminan.
Quiero ir a ti, pero la desesperación me ata; por favor, por favor te pido, ven a mí. Olvida todo y haré un nuevo siglo para ti.

#3
[NOCHE DE RECUERDOS]
Anoche te vi en París
en un sueño muy lejano,
te vi reflejada en una rosa,
que sostenía mi mano.
Te soñé y lloré recordándote
tanto que me ahogaba en el sueño,
pero una mano me saco del pozo
tan oscuro, tan ajeno.
Olvidarme de ti, trataré,
será difícil, será cruel,
pero será....
Todavía te puedo recordar.
Amor, me olvidaré de ti,
para no soñarte ni buscarte,
porque el dolor que me diste
es grande, tanto que mata.
Mata mis versos, esta noche de Abril,
en los cuales mis dedos crujen,
a la par que rozo tus recuerdos,
que no pueden escapar de este poema.


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