POESÍA DE LARVAS

I
Fácil te hallé, sin buscarte te hallé
detenía los autos para dar paso a tu nombre
y colgaba estrellas sempiternas todas las noches.

No había confusión en las calles,
porque al pasar, yo como vigía atrapaba miradas y las desechaba en el suelo
y así no recibías atención de pupilas externas, ajenas al fin.

Sin buscarte te hallé, y en las noches de sábado las horas desaparecían,
entonces caminábamos lento
mas no de la mano, porque los codos chocaban y temblábamos.

En las noches de sábado también tomabas mi cuello como estandarte
y te elevabas sobre mis hombros para con esfuerzo cargarte
pero las noches oscurecían sin luna y yo sin voz odiaba al tiempo.

Caminábamos lento, un día más, pero no había tregua para mí,
no había descanso para el rugir de las tormentas
que agolpaban contra el corazón ciego otra vez.

El café caliente nos abrigaba minutos
pero la calma de nuestros sentidos apabullaban deseos.
Fácil te hallé, fácil te perdí.
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